Victoria Díez y Bustos de Molina
La beata Victoria Díez y Bustos de Molina, ejercía como maestra de una escuela pública en el pueblo de Hornachuelos (Córdoba) cuando estalló la Guerra Civil en España en julio de 1936. El 11 de agosto fue detenida con varios hombres del pueblo y fusilada al día siguiente confesando su fe, con tan solo 33 años de edad.
Juan Pablo II, en la beatificación de Victoria, el 10 de octubre de 1993 en Roma, dijo: “Esta beata es un ejemplo de apertura al Espíritu y de fecundidad apostólica. Supo santificarse en su trabajo como educadora en una comunidad rural, colaborando al mismo tiempo en las actividades parroquiales, particularmente en la catequesis. La alegría que transmitía a todos era fiel reflejo de aquella entrega incondicional a Jesús, que la llevó al testimonio supremo de ofrecer su vida por la salvación de muchos”.
Sevillana de nacimiento, estudió Magisterio, aficionada a las artes plásticas y cursó estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla.
Se incorporó a la Institución Teresiana en 1926. En ella encontró su vocación y su lugar como seglar comprometida y mujer enamorada de Jesucristo. Nos dejó un sencillo diario que se publicó con el título “Cristo en primera fila”.